Seguimos esta serie o fascículos para poder configurar la mejor versión de tu home studio profesional para voiceovers. Vamos por la tercera entrega.

1. Que sean planos… aunque tu cuenta bancaria quede en coma

En el universo del audio, plano no es un insulto, es un halago. Quieres monitores que no coloreen el sonido. Nada de bajos inflados estilo discoteca del 2002. Si su voz suena como Barry White en todos los monitores, luego el cliente se quejará de sonar “demasiado sexy” en su proyecto para una compañía de seguros.

2. El tamaño importa… pero no tanto como creías

Para un home-estudio de voiceover, no necesitas monitores enormes capaces de derribar ventanas. Con unos de 5” o 6” vas sobrado. Más grandes solo van a impresionar a visitas que fingen saber de audio mientras preguntan: “¿Y este botón qué hace?”.

3. Colócalos bien… no como si fueran decoración nórdica

Los monitores no son macetas. No van tirados en una esquinita ni en un estante donde “quedaban bonitos”. Deben formar un triángulo equilátero con tu cabeza. Sí, implica sacar la cinta métrica… pero oye, es por tu carrera, no un examen sorpresa de geometría.

4. Trátate bien: invierte en aislamiento (el de los monitores, no el emocional)

Pads, aisladores o soportes dedicados evitarán que tus monitores vibren más que tú después de mandar un proyecto con 15 revisiones. Reducen resonancias indeseadas y te permiten escuchar tu voz tal cual es: auténtica, limpia, gloriosa… sin filtros, sin maquillaje.

5. Conexiones balanceadas… y cables que no den pena

XLR o TRS, por favor. Evita esos cables baratísimos que parecen venir con un curso exprés de “cómo arruinar una grabación”. Un cable decente no te convierte mágicamente en un locutor mejor, pero al menos evitará que tu voz compita con un zumbido digno de película paranormal.

6. No te fíes solo de YouTube

Sí, todos disfrutamos esos vídeos grabados en habitaciones bañadas en LEDs morados. Pero recuerda: nadie va a admitir que sus monitores son mediocres cuando debajo hay un enlace afiliado más largo que un audiolibro. Si puedes, prueba los monitores tú mismo. Tu oído, al fin y al cabo, es el que paga.

7. Busca la pareja perfecta… y no, no hablamos de citas

Compra monitores gemelos: misma marca, mismo modelo, misma serie. Si cada uno tiene su propia historia de vida (tres mudanzas, una ruptura sentimental y un pasado en un bar), prepárate para mezclas desequilibradas. Literalmente.

Los monitores son tus nuevos mejores amigos profesionales. No los subestimes. Escogerlos bien hará que tus grabaciones suenen limpias, claras y sin sorpresas desagradables.

Y recuerda: en el mundo del voiceover, quien escucha bien… factura mejor.