Volvemos a retomar lo que nos habíamos dejado pendiente hace un par de semanas.

Si has decidido montar tu propio home studio, primero: enhorabuena. Has elegido un camino lleno de creatividad, pasión y probablemente cables que aparecerán misteriosamente enredados entre sí aunque los guardes en cajas separadas. Y aunque todos sabemos que un estudio casero necesita micrófonos, monitores y más espuma acústica que un colchón viscoelástico… hoy nos centraremos en el verdadero centro de operaciones: el ordenador.

Porque sí, puedes tener el micrófono más caro, la interfaz más brillante y el soporte de micrófono que parece sacado de la NASA… pero si tu PC se congela cuando abres 3 pistas de voz y el plugin de reverb, Houston, tenemos un problema.

1. El ordenador: tu nave nodriza

No importa si es PC o Mac. Lo importante es que no sea el ordenador que usabas en secundaria para jugar al buscaminas. Para un home studio necesitas:

Y si tu ordenador tiene luces RGB, el sonido mejora automáticamente un 7%.*
*No está comprobado, pero tampoco desmentido.

2. Ventilación y silencio: enemigos íntimos

Tu ordenador debe ser potente, sí… pero si suena como un avión despegando cada vez que renderizas una mezcla, tendrás:

Busca una torre con buena refrigeración y ventiladores silenciosos, o una laptop que no se caliente como sartén haciendo tortillas.

3. Puertos suficientes (porque los cables vendrán, oh sí, vendrán)

Interfaz de audio, controlador MIDI, disco externo, dos pantallas… y de repente te ves comprando el adaptador del adaptador del hub USB del adaptador.
Planifica. Respira. Añade puertos. Siempre.

4. Organización digital (o el arte de no perder proyectos)

Un home studio profesional no solo se oye bien: está ordenado.

Sí, todos lo hacemos.

Conclusión

Montar un home studio empieza con el ordenador porque es tu cerebro digital. Si lo cuidas, lo actualizas y no lo llenas de pestañas de YouTube abiertas, te acompañará en miles de mezclas, grabaciones y momentos de inspiración… y también en bloqueos creativos, pero eso ya se resuelve con café.

Así que elige bien tu máquina.
Porque en la jungla del audio, el que tiene mejor ordenador… gana menos tiempo esperando y más tiempo creando. Y eso, amigos, es arte.